sábado, 29 de enero de 2011

LA AUSENCIA DE MORFEO

Llega de su trabajo, cansado y agobiado se funde entre sus suaves sábanas, y en un parpadear despeja la mente y logra conciliar el sueño; esta es una noche rutinaria para muchas personas, que sin esfuerzo alguno logran cerrar los parpados y viajar a ese mundo donde todo es posible. ¿Pero qué sucede con la gente, como este escritor, que sufrimos o gozamos del trastorno de sueño llamado insomnio?

Existe tres formas de insomnio: El inicial, que es la dificultad para conciliar el sueño al acortarse; el intermedio, donde uno se despierta frecuentemente por la noche; el terminal, cuando se despierta antes de lo planeado. El más común de los tres es el inicial, donde casi nunca se llega dormir, entonces ¿Qué sucede durante ese tiempo a solas? .En los siguientes párrafos, déjenme contarles mi trasmutada noche en ausencia de Morfeo.

Por lo general entro a mi cuarto después de disfrutar de mis programas favoritos de la televisión alrededor de las 12 de la noche, después de cambiarme y acostarme trato de concentrarme y ordenar mis actividades del día siguiente, luego al apagar la luz comienza el silencio y espero tranquilamente los regalos nocturnos que te puede dar la vida. El ruido de los carros en la pista cada vez va desapareciendo, el cantar sigiloso de las mascotas vecinas serán acompañantes del silencio.

Aun no hay cansancio; pero me desespera saber que recién empieza la tiniebla. El reloj da la 1 am, es el momento ideal para poder escuchar las discusiones de los vecinos, esos los que siempre pelean, y donde uno siempre se puede enterar de algún chisme sin necesidad de investigar, es como una novela, claro que esta es relatada a gritos con lloriqueos. Al igual que los gritos, el vivir en un barrio algo peligroso como el mío, no es raro escuchar pedidos de auxilios, o peleas callejeras por jóvenes despistados que no tienen compasión por los que descansan, y vociferan insultos al lado de piedras y botellas.

El tiempo pasó si darme cuenta ya son las 2:30 am; el frio es más intenso se puede sentir en las orejas y en los pies, la radio ya no es una buena acompañante, su dial plagado de emisoras cumbieras y chichas no son de mi agrado, mejor espero con los ojos aun más abiertos y el oído afilado; y es en eso cuando empieza, algo hay en el tejado que con arañazos y mordeduras van haciendo respetar su territorio, no falta el maullido casi humano de los gatos techeros, son muy escandalosos al momento de pelear y mucho más cuando están en cortejo. Al pasar esto llega un momento entre las 3:30 a 4:00, donde se puede disfrutar el silencio total, es un momento tan tranquilo y silencioso que lo único que se puede sentir son los latidos de tu corazón, cada vez más fuerte como el corazón delator de los relatos de Poe; son instantes que solo se puede disfrutar en horas como esta.

Las 4 am es una hora desesperante, me siento cansado y el sueño aun no es concedido, en temporal como esta, las noches son visitadas por la lluvia y el viento frio, voy cambiando cada rato de posición, encontrar una en la que me encuentre verdaderamente cómodo es difícil; las gotas de lluvia que caen en las calaminas te hacen perder en el tiempo.

5 am, esta es la hora donde recibo un regalo del viento, un pedacito del paraíso agasaja a mis oídos, el cantar de los pajaritos es un concierto único, cientos y cientos de silbidos hermosos llegan hacia mí, casi una hora de idílico canto, tan fuerte que es todo lo que se escucha. Esperar toda una noche es un precio justo para este recital que me ayuda a terminar con mi insomnio inicial.

El sonido al tocar de mi puerta me hace despertar. –Diego otra vez llegaras tarde a tus clases. La voz dulce de mi madre me hace dar cuenta que ya es una nueva mañana, y con los ojos rojos y sin ganas me despido de mi cama.

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